Si es verdad que nuestros días están contados -como lo dice la profecía maya-, pienso que bien vale la pena pasarlos en Acapulco.
Rodeados de playas fabulosas, de arena dorada, oleaje suave, y un océano tibio, donde se respira pura vida, y que gracias a sus muchos rincones naturales, su extraordinaria vegetación, y el buen servicio de los lugareños, siempre se pueden encontrar con facilidad lugares para practicar variados deportes acuáticos y de aventura.
Hay un sin fin de opciones para quienes aprecian las tradiciones artísticas de la región, atractivos museos para quienes se interesan por conocer la historia, así como maravillosos espacios para descansar y disfrutar de un buen platillo, su bebida preferida, un masajito relajante a la orilla del mar, o de las hábiles manos de las tejedoras de trenzas, entre muchas otras cosas divertidas que lo están esperando en la bahía más grande y hermosa del mundo, la bahía de Santa Lucía, en Acapulco.
Hay un sin fin de opciones para quienes aprecian las tradiciones artísticas de la región, atractivos museos para quienes se interesan por conocer la historia, así como maravillosos espacios para descansar y disfrutar de un buen platillo, su bebida preferida, un masajito relajante a la orilla del mar, o de las hábiles manos de las tejedoras de trenzas, entre muchas otras cosas divertidas que lo están esperando en la bahía más grande y hermosa del mundo, la bahía de Santa Lucía, en Acapulco.
Por ello, amigos míos, si es verdad que esta cerca el fin del mundo, no hay más que esperar, hagan su maleta y echen andar su espíritu vacacionista.
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